27 Mar Historia Jesús de la Buena Esperanza
Una mirada a la historia de Jesús de la Buena Esperanza
La imagen del Señor de Jesús de la Buena Esperanza, es una copia de una antiquísima y milagrosa estatua ubicada en la ciudad de Quito, Ecuador.
Su historia se remonta al año de 1652, cuando por la calles de la ciudad de Quito, atravesaba sin guía una mula cargada de un enorme bulto, llegó a la portería del convento de San Agustín y se echó al suelo sin que nada la pudiese mover.
Una vez fue descargado el cajón y abierto se encontraron una hermosa escultura de Jesús de la Buena Esperanza con una túnica de terciopelo y unas sandalias de oro con incustraciones de joyas preciosas.
Quisieron trasladar la estatua al templo pero fue inútil, por lo que debió dejarse en la portería del convento. Desde entonces se convirtió en sitio de peregrinación del pueblo católico de Quito; los milagros y favores aumentaron la fe y multiplicaron la cantidad de fieles y creyentes. Adicional a esto ocurrió un milagro que aumentó y ayudó al renombre de Jesús de la Buena Esperanza.
“Gabriel Cayancela, un sencillo y piadoso padre de Familia, vivía en la total miseria y ya sin auxilio humano, recurrió una tarde a orar a Jesús de la Buena Esperanza para suplicar ayuda por su situación, estaba haciendo su oración cuando fue advertido por el sacristán sobre el cierre del Santuario, a la mañana siguiente regresó y continuó con su fervorosa oración, en medio de su profunda oración ocurre un milagro que llena de gozo su corazón, Jesús de la Buena Esperanza deja caer en las manos de Gabriel, una de sus sandalias, el cual sin pensar más allá de su necesidad va a venderla a la joyeria.
Como era demasiada conocida la pieza perteneciente a Jesús de la Buena Esperanza, el joyero hace aprender como ladrón sacrílego al vendedor; generando un ambiente de indignación pública contra el que aparecía como infame profanador. Rápidamente se sustentaron las acusaciones y Gabriel fue condenado a muerte.
El condenado, como último favor, pidió y obtuvo ser conducido ante la imagen milagrosa: Allí en un sentidísimo lenguaje, dijo al Señor que su prodigioso don se había convertido en un regalo de muerte, que iba al patíbulo por haber recibido de ÉL los medios para salir de su miseria. Entre conmovido e indignado el pueblo escuchaba tales palabras, cuando Jesús de la Buena Esperanza tiende hacia el reo el pie que conservaba con sandalia y deja caer ésta en sus manos.
La entusiasmada admiración de la multitud, al grito unísono de tan grande milagro dio libertad al condenado. La autoridad le compró al precio de oro, aquella sandalia. Salió Gabriel de su necesidad y el milagro quedó para siempre representado en Jesús de la Buena Esperanza.
Imagen de Jesús de la Buena Esperanza
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